Durante la República, Roma conquistó muchos territorios, pasando de ser una ciudad-estado a un gran Imperio. La razón fundamental fue que contaba con un poderoso y eficaz ejército formado por los legionarios, todos los ciudadanos varones de entre 17 y 60 años.
Los legionarios se iban trasladando por diferentes territorios luchando con los enemigos de Roma. Cuando llegaban a un lugar, construían un campamento romano, verdaderos poblados que en muchos casos fueron el origen de posteriores ciudades.
Panoplia militar de un legionario
En las conquistas debemos distinguir tres etapas:
-Primera etapa (siglos VI-III a.C.): Roma derrota a todos los pueblos de la península itálica.
- Segunda etapa (siglos III-II a.C.): En las tres guerras púnicas Roma venció a Cartago, una colonia fenicia que dominaba el norte de África, el sur y el este de la península ibérica y las islas Baleares. Esta victoria permitió a Roma expandirse por todo el Mediterráneo occidental.
- Tercera etapa (siglos II y I a.C.): Roma conquistó Grecia y el Mediterráneo oriental y siguió extendiéndose por Europa: el centro y el norte de la península Ibérica, Galia, etc.
En este enorme territorio se mezclaron pueblos muy diferentes, pero todos ellos fueron sometidos a la autoridad romana. Además, para organizar un territorio tan extenso fue necesario dividir el territorio en provincias, estando al mando de cada una de ellas un gobernador.
También se produjo un fenómeno conocido como la romanización. Consiste en una asimilación de la cultura y las formas de vida romanas por los pueblos que fueron conquistados, adoptando el latín como lengua, las leyes romanas, los dioses, el arte....
La creación de un inmenso imperio tuvo importantes consecuencias para la República romana:
Consecuencias económicas: Las conquistas proporcionaron grandes riquezas (¡ojo! No para todos los romanos) : nuevas tierras para cultivar, productos de las zonas conquistadas, esclavos, botín de guerra y cobro de impuestos.
Consecuencias políticas: Las estructuras políticas republicanas se diseñaron para gobernar una ciudad, no unos territorios tan extensos. Los gobernadores de las provincias estaban demasiado lejos de Roma para ser debidamente controlados. Por ello, se extendió la corrupción en las provincias.
Consecuencias sociales: Las riquezas que proporcionaba el imperio quedaban en manos de unos pocos, que eran quienes controlaban el Senado. Cada vez había más desigualdades sociales: una parte de la población enriquecida con botines de guerra, compra de esclavos y explotación de latifundios (significa territorios de tierra muy extensos) mientras que el campesino libre se arruinaba al abandonar sus tierras para irse al ejército.
Hacia finales del siglo II a.C. los hermanos Graco, ambos tribunos de la plebe, intentaron poner fin a este problema social forzando el reparto de las tierras de los latifundistas entre los romanos más desfavorecidos. El Senado evidentemente se opuso a estas medidas, provocando un fuerte descontento social y guerras civiles, que llevaron a la crisis de la República.
Los hermanos Graco, lucharon por los derechos de los plebeyos y murieron asesinados.
En el siglo I a.C. comenzó un periodo de corrupción, luchas y enfrentamientos internos en la República romana.
En el año 48 a.C. un militar llamado Julio César que estaba consiguiendo muchas victorias y tenía el apoyo de los plebeyos venció a todos sus enemigos y oponentes, consiguiendo al poco tiempo ser nombrado dictador vitalicio. El Senado, disgustado y con miedo de que Julio César concentrara demasiados poderes y acabara proclamándose rey, asesinó a Julio César en el año 44 a.C.
Tras su muerte, comenzó de nuevo la guerra civil. En esta ocasión el ganador fue Octavio, hijo adoptivo de Julio César. En el 27 a.C. el Senado le otorgó el título de Augusto, que significa “elegido por los dioses”, comenzando una nueva forma de gobierno en Roma: el Imperio.
Escultura de Augusto, el primer emperador.
Aquí tienes los enlaces para hacer los ejercicios en pantalla grande: