En el siglo I d.C. nació una nueva religión, el cristianismo. Fundada por Jesús de Nazaret, quién se proclamó Hijo de Dios a los treinta años y se dedicó a predicar sus enseñanzas, acompañado de los doce apóstoles, sus seguidores.
Cuatro ideas fundamentales constituyen la base del cristianismo:
-Hay un solo Dios, es decir, los cristianos son monoteístas.
-Todas las personas son iguales para Dios.
-Las personas deben amarse y perdonarse.
-Aquellos que se comporten según este ideal recibirán como premio la vida eterna después de la muerte.
El mensaje preocupó a los dirigentes judíos, que habitaban la zona y veían peligrar su poder. Por ello, acusaron a Jesús de impostor y lo entregaron al gobernador romano Poncio Pilato, que lo condenó a morir en la cruz.
Tras la muerte de Jesús, los apóstoles continuaron predicando su mensaje, pero fueron perseguidos por las autoridades judías. Un patricio romano convertido al cristianismo, Pablo de Tarso, fue el primero que comenzó a predicar las enseñanzas de Jesús entre los gentiles (no judíos), creando pequeñas comunidades cristianas.
Estas primeras comunidades se agruparon en iglesias dirigidas por obispos y enterraban a sus muertos en las catacumbas, que eran galerías subterráneas.
No podemos olvidar que estas primeras comunidades fueron perseguidas por los romanos porque se negaban a adorar al emperador. Sin embargo, el número de cristianos no dejó de crecer.
En el año 313 su situación cambió ya que el emperador Constantino concedió la libertad religiosa a los cristianos y se permitía rezar en público, así como reunirse, construyéndose las primeras basílicas para el culto.
En el año 380 el emperador Teodosio convierte al cristianismo en la religión oficial del Imperio Romano.